Los proyectos y encargos que acepto deben respetar y promover valores de igualdad, inclusión y equidad. Bajo ningún concepto aceptaré encargos para productoras de cine para adultos, empresas del IBEX 35 (u homólogos) o entidades que tengan conflictos laborales abiertos con sus trabajadores. Tampoco publicidad que vaya contra unos valores éticos contrarios a los principios de igualdad e inclusión que defiendo.

No hago audiovisual para ganar premios ni competir con mis iguales. Tampoco quiero limitarme a informar, formar y entretener, sino que busco transformar y mejorar mi entorno no solo con mis películas, sino predicando con el ejemplo. Por ello, mi implicación en mis proyectos transciende lo profesional y, siempre que pueda hacerlo, ofreceré mi colaboración a quien lo solicite y comparta conmigo principios y finalidades.

Me involucro en cada historia con tacto, respeto y cariño, priorizando siempre la narrativa y la ética sobre la estética y el sensacionalismo. El rigor científico y periodístico resultan fundamentales para transmitir la verdad de las historias, evitando el amarillismo y la explotación emocional. Porque contar bien una historia también es una forma de cuidar a quienes la viven.